El lado oscuro del periodismo tiene una larga tradición en el cine. Al parecer, la gran pantalla ejerce con su brillo una particular atracción para esos espíritus sedientos de poder y carnaval que pueblan los medios de comunicación. Desde «El ciudadano Kane» (1941) hasta la saga de «Spiderman» (2002), el arquetipo del jefe prepotente de las salas de redacción flota en el ecrán con toda la hondura y folclor imaginables en las figuras de Orson Welles, como Charles Foster Kane, y de J. K. Simmons, como John Jonah Jameson.
La cruda realidad peruana no podía quedarse atrás y nos entregó «Tinta Roja» en el año 2000 de la mano de Francisco Lombardi. En el vórtice de la película se encuentra Gianfranco Brero; y su interpretación de Saúl Faúndez es un monumento a la pasión por lo fugaz, lo anodino y visceral, a lo profundamente humano y banal de la prensa en medio de aquella década de legendaria corrupción política y social, los años 90.
Hoy volvemos a encontrarnos con una interpretación realizada por Brero de Faúndez, pero no desde la actuación sino desde la reflexión crítica que su trayectoria y su formación le facultan. Brero es, al fin y al cabo, humanista sanmarquino.