Fuente: La República
Columnista: Mg. Marcel Velázquez Castro (Director del Fondo Editorial de la UNMSM)
La vinculación entre investigación y enseñanza ha sido siempre tensa y difícil, los mejores momentos de la universidad son aquellos en los que la producción de conocimiento, fruto de hallazgos recientes, se comparte y se discute en un salón de clases, pero también con una comunidad académica global mediante redes digitales.
En esta semana de mayo, la universidad más antigua de América celebra su aniversario con múltiples actividades académicas, deportivas, artísticas y de responsabilidad social. Esta institución fue en sus inicios real y pontificia, hoy es pública y laica. Su extensa historia ofrece diversos modelos de universidad (evangelizador, escolástico, napoleónico, norteamericano, entre otros), cada uno de ellos con peculiares relaciones con el poder y la producción de conocimientos.
Si la educación universitaria es un bien público y una oportunidad para enfrentar las desigualdades sociales; los problemas y posibilidades de San Marcos son un laboratorio crucial para la educación nacional. Esta institución enfrenta diversos retos, comentaré dos de ellos: investigación y alfabetización digital.
Una universidad no puede ser solo un mero centro de divulgación científica, sino un lugar donde se enseña a crear ciencia. Escudriñar en las múltiples áreas del conocimiento requiere de un firme descontento, muchos viven pasajeramente ese malestar, pero prefieren enterrarlo bajo los manuales y las fórmulas ya conocidos.
Desafiar la explicación aceptada mediante un trabajo laborioso, alcanzar nuevos hallazgos, escribir un artículo y buscar la publicación en una revista indexada es el abc del académico global; en el Perú, todavía constituye una práctica minoritaria. Aproximadamente el 10% de profesores sanmarquinos es considerado investigador calificado por Concytec; ellos están concentrados mayoritariamente en un puñado de facultades (Biología, Medicina, Física, Medicina Veterinaria y Letras), que son las mismas que publican revistas científicas en WoS o Scopus.
Convertir a San Marcos en una universidad de investigación es una tarea a mediano plazo. Entre las nuevas políticas de gestión, destacan la organización de la actividad científica en grupos, el mayor presupuesto obtenido para estas actividades y la creciente profesionalización de la edición científica de revistas y libros.
A pesar de que la Biblioteca Central ha invertido como nunca antes en la compra de bases de datos, todavía el empleo de estas herramientas digitales y el uso crítico de las TICs es insuficiente. Muchos profesores y alumnos se resisten a abandonar el clásico modelo de clase expositiva. Existe información calificada que circula por redes digitales y hay que aprender a interactuar con ella y a convertirla en nuevo conocimiento para competir con especialistas de cualquier lugar del mundo.
La vinculación entre investigación y enseñanza ha sido siempre tensa y difícil, los mejores momentos de la universidad son aquellos en los que la producción de conocimiento, fruto de hallazgos recientes, se comparte y se discute en un salón de clases, pero también con una comunidad académica global mediante redes digitales.
En los marcos de la nueva Ley Universitaria, San Marcos ha obtenido el licenciamiento institucional y ha fortalecido decididamente la investigación y la internacionalización de sus programas. Sin embargo, falta incorporar de una manera más eficiente a los estudiantes en este proyecto conjunto. No podemos olvidar que ellos son el mayor capital sanmarquino, pues el examen de admisión sigue garantizando, a diferencia de casi todas las universidades privadas, una alta tasa de selectividad. El énfasis de los Estudios Generales en el desarrollo de habilidades blandas complementa ese perfil del ingresante. Estos jóvenes garantizan la reproducción del pensamiento crítico y la voluntad de convertir la tradición institucional en esperanza e innovación para el Perú.