Se han rodado muchas películas sobre desencuentros sentimentales y amores imposibles; no obstante, difícilmente recordemos otro largometraje que alcance ese grado de intensidad que nos obsequiaron Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en «Casablanca» (1942),.
Los críticos destacan la ambivalencia del film en mostrar una mundo trivial (por momentos ramplón), mercantil y brutal que es a la vez de un idealismo fantástico. Esos aspectos, que movilizan a Casablanca, sean tal vez también los que rigen en la Historia y por ello resulte tan apropiado que este film de sentimentalismo indeleble se haya desarrollado en torno a la segunda guerra mundial.
Gabriel Quispe Medina, un cítico y director de cine formado en nuestras aulas y con una larga trayectoria como crítico en Butaca Sanmarquina, Cinencuentro, entre otras publicaciones, vuelve para llevarnos al reencuentro con la obra cumbre de Michael Curtiz.