El análisis de ADN de poblaciones existentes en las provincias de Chachapoyas y Luya indica que los habitantes originarios no fueron desplazados masivamente por la expansión del Imperio incaico hace cientos de años.

Fuente: Barbieri et al. Enclaves of genetic diversity resisted Inca impacts on population history. Scientific Reports, DOI: 10.1038/s41598-017-17728-w

A pesar de sus impresionantes logros, desde la aparición de los primeros pobladores de las Américas hasta el Imperio incaico, los pueblos indígenas de los Andes no dejaron ninguna historia escrita. Sin embargo, un legado que ahora se puede leer es la diversidad genética y lingüística de sus actuales descendientes. Este es el enfoque adoptado en un nuevo estudio en Scientific Reports sobre la dinámica de la población en el Imperio incaico y las sociedades preincas. Dicho estudio, resultado de una colaboración entre el Max Planck Institute for the Science of Human History,  la Universidad San Martín de Porres y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, se centró en una región clave en la zona de transición de bosque nuboso entre los Andes y la Amazonía en el nororiente del Perú. Allí  los incas encontraron una feroz resistencia de los “Guerreros de las Nubes”, los chachapoya, reconocidos especialmente  por sus distintivos sarcófagos en forma de cuerpos y la monumental Kuelap.  Sobre los chachas, se cree que los incas  los reubicaron  fuera del territorio chachapoya hacia distintas partes de los cuatro suyos  para castigarlos  y asegurar el control de tales tierras rebeldes.

Chachapoyas fue elegida para ese tipo de estudio debido a que fue considerada un caso ideal en el cual se podía  utilizar la genética para probar la exactitud de aquellas  historias orales incas, las mismas que no fueron escritas hasta casi un siglo después por los conquistadores españoles. “Al enfocarnos en varios indicadores lingüísticos, pudimos identificar una señal genética en los chachapoyanos  que resultó ser mucho más diversa de lo que esperábamos, especialmente en la línea masculina, de padre a hijo”, explica Chiara Barbieri, genetista del Max Planck Institute for the Science of Human History en Jena, Alemania, y autora principal del estudio. Asimismo la investigadora añade: “En primer lugar, todavía existe  un fuerte componente genético nativo-americano sobreviviente, a pesar de toda la mezcla con genes europeos desde la conquista española.  Además, aquí el componente genético nativo es bastante diferente de la red genética principal existente en las tierras altas del centro y sur de Perú en donde se sostuvieron las conquistas incas y se construyeron las redes de caminos del  Imperio que terminaron por homogeneizar la composición genética de esas regiones”.

El presente estudio revela cómo la gente de Chachapoyas, por el contrario, permaneció relativamente aislada. “Parece que algún legado genético de los Chachapoya, hasta el día de hoy, efectivamente, resistió la colisión de los incas “, explica Barbieri.

Dos genetistas peruanos, José Sandoval y Ricardo Fujita de la Universidad San Martín de Porres también participaron en el estudio. “Estas últimas muestras son parte de una cobertura genética más amplia de Perú que hemos estado acumulando durante años. Son estos grupos, como el de los Chachapoyanos que son cultural y lingüísticamente muy distintos del resto, quienes  tienen más que decirnos sobre nuestros antepasados: de dónde vinieron, a dónde emigraron, qué interacciones tuvieron entre ellos, y así sucesivamente. Además, la cultura chachapoya dejó restos arqueológicos tan extensos que hay buenas perspectivas para recuperar su ADN ancestral, para completar el panorama actual del conocimiento”.

Paul Heggarty, lingüista y autor principal del estudio, también del Max Planck Institute for the Science of Human History, estuvo motivado por primera vez para ejecutar este proyecto gracias a un viaje de trabajo de campo lingüístico en Chachapoyas. Heggarty pudo encontrar unos cuantos ancianos hablantes de un idioma indígena que según la mayoría ya se había extinguido en esta región. Asimismo, el investigador manifiesta que “El quechua es uno de nuestros vínculos de vida más directos con la gente del Nuevo Mundo antes de Colón. Todavía tiene millones de hablantes, más que cualquier otra familia de idiomas de las Américas, pero ya no en Chachapoyas. Ahora solo encontramos una docena de hablantes con fluidez, en algunas aldeas remotas, así que tenemos que actuar rápido si queremos descubrir sus orígenes reales aquí”.

El quechua chachapoyano generalmente se ha clasificado como la más estrechamente relacionada con el quechua hablado en Ecuador, pero los nuevos resultados de ADN no muestran conexiones cercanas entre los hablantes de quechua de estas dos regiones. “Los lingüistas deben reconsiderar su visión tradicional del árbol genealógico de las lenguas quechuas y la historia de cómo estas se propagaron  a través de los Andes”, señala Heggarty y añade  “Parece que el quechua llegó a Chachapoyas sin ningún gran desplazamiento  de personas. Esto tampoco coincide  con la idea de que los incas forzaron  la dispersión masiva de  la población de Chachapoyas”.

Jairo Valqui, coautor del estudio y lingüista de la Universidad Nacional de San Marcos, agrega una perspectiva adicional sobre un sustrato lingüístico aún más temprano: “Una vez que llegaron el quechua y el español, las lenguas locales chachapoyanas  posiblemente se extinguieron; sin embargo, quedan vestigios de al menos una lengua originaria de los chachapoya en combinaciones de sonidos que aún sobreviven, por ejemplo, en los apellidos de las personas, en algunas palabras de uso actual como solpe, lope y en los nombres de lugares locales, como el propio Kuelap. ”  Valqui, descendiente chachapoyano, incide en la importancia de devolver estos resultados genéticos a la población local y añade “Para la sociedad peruana de hoy, es importante que estudios colaborativos como este nos brinden un soporte científico para el reconocimiento  y valoración social de nuestros pueblos, de nuestras culturas y de nuestras lenguas. El resultados de esta investigación son un gran aporte para las poblaciones actuales de las provincias de  Luya y Chachapoyas  en el sur del departamento de Amazonas”.

 

Contactos:

Chiara Barbieri: barbieri.chiara@gmail.com

Paul Heggarty: paul.heggarty@gmail.com

Jairo Valqui: jvalquic@unmsm.edu.pe